miércoles, 23 de noviembre de 2016

La granja Stoughtom y el laberinto de Super Mario


 




   No es la primera vez que hablamos de los laberintos en cosechas. Es lo bueno que tienen, como cambian cada año son una fuente constante de noticias (unas buenas y otras irrelevantes). La granja Staughtom, en el Valle de Newark-Nueva York, es uno de esos lugares en lo que con mejor o peor fortuna hacen el laberinto anual (el vampiro de 2010 no estuvo a la altura de otros años), y este año el tema del laberinto ha sido el juego Super Mario.

   Ante la creencia general, la mayor parte de estos sitios no lo hacen por arrebatos de altruismo laberíntico, y aunque hay algunos que sí pueden estar abiertos al público gratuitamente, como podemos ver este no es el caso de la granja Staughtom.





Calendario de Laberintos Veriditas 2017


   La organización Veriditas ha sacado un calendario para 2017 con fotografías ilustraciones de laberintos. Se puede comprar desde su página web. No parece complicado de hacer, de modo que me estoy planteando diseñar yo uno, descargable gratis en pdf. Ya lo iré comentando




viernes, 29 de julio de 2016

Creactividad Cero y “Prestigio” VS. Dignidad.

   Primero os voy a soltar un rollaco de los buenos, y luego voy a explicar los correos que han generado este post.

Ahí va el rollaco.

   Cada vez que alguien me pregunta: ¿qué significan los laberintos?, mi respuesta es la misma: “Un laberinto es un símbolo”.

   Los símbolos tienen el significado que le otorga quien los crea (o el que le otorga quien los interpreta). Un laberinto puede expresar su simbología mediante su situación (dónde y cómo lo coloquemos), su forma general (recordemos como los octogonales, por ejemplo, tenían una connotación espiritual especial en el cristianismo), por la distribución del trazado interior (mucho más abstruso, y ya más orientado para conocedores del tema), materiales, etc, etc.

   Diseñar laberintos es entretenido, al menos para mí y algunos chalados como yo. No esos laberintos que te genera el ordenador automáticamente. No. Laberintos estéticos, agradables de ver. Lo haces cuando te viene una idea a la cabeza, cuando te lo pide un conocido, o cuando te aburres.

   Y, sin embargo, casi todo el tiempo que le pueda dedicar a eso es inútil. El 85% de las instalaciones de laberintos son copias del laberinto de Chartres o reducciones del mismo. ¿Por qué? Porque lo hace todo el mundo, porque algunos colectivos de laberintos basan todo lo que hacen en ese laberinto, y porque mola mucho decir que eres “labyrinth designer” y que tu único esfuerzo sea cambiar los numeritos de las escalas del diseño de Chartres que tienes en el autocad para adaptarlo al espacio en el que tienes que ponerlo.

   Salvo honrosas excepciones, todo es así, o, la otra variante, que es hacer un pasillo que recorra un camino, hacer que ese pasillo de unos cuantos giros “porque sí” y ¡hala, ya han hecho un laberinto!.
Tras el boom de hace unos años, la creatividad ha caído a niveles que rozan el absurdo.
   ¿Y por qué os estoy soltando todo esto?

   Pues porque he estado teniendo un intercambio de correos que me ha cabreado bastante.

   Desde que inicié mis webs sobre laberintos, y sobre todo desde la publicación del libro, he mantenido correspondencia con todo tipo de personas: jardineros que querían usar alguno de los diseños que salen en el libro, profesores que han hecho actividades con laberintos, jardines botánicos, un grupo pagano que me preguntó sobre posibles formas baratas de instalar un laberinto… y algunos más. A todos ellos les he contestado con educación, con interés y les he prestado consejo hasta donde he podido. Un par de veces me he encontrado, meses después, correos en la bandeja de spam y esos no los he contestado porque ya tenían su tiempo, pero, por lo general suelo ser rápido contestando. ¡Qué narices! Soy un friki de los laberintos, me encanta que me escriban para esas cosas.

   Sin embargo no me dedico en exclusiva a ello (sería genial, pero uno tiene que vivir y para eso el dinero es importantísimo, como todos sabréis) y me lo tomo como una pasión que de vez en cuando me permite conocer gente y hacer alguna que otra cosilla por ahí. Por eso me hizo especial ilusión cuando una promotora inmobiliaria (cuyo nombre no voy a mencionar para ahorrarme posibles repercusiones legales, que hoy en día acabas en el juzgado por nada) se puso en contacto conmigo para que les ayudase con un laberinto que barajan incluir en un pequeño espacio entre dos de los edificios que tienen en proyecto. Buscando sobre laberintos en internet habían dado con mis webs y con mi libro y querían que yo estuviese en el proyecto.

   Tras unos momentos de euforia, releí el correo y me llamó la atención la expresión “figurase usted en el proyecto”. ¿Cómo que “figurase”? Hmmm. No me sonó bien, y les contesté pidiendo más información. Su contestación incluía los siguientes puntos:
  • Mi nombre constaría en el proyecto.
  • Asesoraría a distancia (skype y correo electrónico) sobre el laberinto y su instalación.
  • Estaría allí un par de días cuando comenzase la instalación, y otro día más cuando finalizase para supervisar un poco todo.

   Al leer ese correo, si no hubiese sido porque estaba en el trabajo hubiese expresado mi alegría de un modo más efusivo, pero como estaba en el trabajo me limité a tamborilear un poquito sobre la mesa con una sonrisita en la cara y a pensar en cuando podría ir. Dicen los bardos que hay una leyenda que afirma que en octubre tendré unos días de vacaciones, de modo que contacté con ellos para saber si esos días serían una fecha adecuada. La contestación incluía estos puntos de interés, eso sí, explicados de forma muy políticamente correcta:
  • El laberinto ya estaba escogido. Era el de Chartres, por supuesto.
  • Iban a instalarlo como les diera la puta gana dijera yo lo que dijera.
  • El transporte, comida y alojamiento para ir allí saldrían de mi bolsillo, de modo que podía ir cuando quisiera.
  • Por el contexto quedaba absolutamente claro que lo que les interesaba era que figurase en el proyecto el nombre del tipo que había escrito un libro sobre diseño de laberintos.
  • No me iban a pagar nada, pero yo debía tener en cuenta el “prestigio” que me iba a otorgar aparecer ahí, y que eso me valdría de publicidad.

   O sea, que yo tenía que poner mi nombre en un proyecto de un laberinto que no tenía nada de original (vaya diseñador de mierda, pensarían los que tuviesen una mínima idea de laberintos), que lo instalarían como les diese la gana (con lo cual puede ser una chapuza del quince), no me pagarían nada por usar mi nombre, y aún por encima del uso gratuito de mi nombre (que tampoco es un nombre que mueva masas, que quieres que te diga, pero qué coño, es mío y hago con él lo que me da la gana) iba a tener que gastarme unos 500-600 euros en ir allí a que alguien se haga una foto conmigo para que quede bonito en la presentación del laberinto.

   Todo ello por el posible prestigio y publicidad que me pueda dar eso, que igual es publicidad negativa.

   Va a ser que no. Is going to be that not (en inglés del Telón de Grelos).

   Una cosa es ser amable y que a uno le guste ver que alguien reconoce su trabajo, y otra ser gilipollas.


   Lo peor, es que no dudo de que encuentren a alguien que se preste a lo que yo me he negado, porque, como dije al principio, siempre hay a quien le pone muchísimo decir que es “labyrinth designer” aunque en realidad sea una farsa.

viernes, 1 de julio de 2016

El laberinto de Borges, y documental rodado en él.

   Si realizas búsquedas sobre laberintos en el todo-busca-poderoso Google, no tardarás en dar con Borges, a quien le gustaba utilizar el laberinto en su obra (en éste enlace se puede encontrar una disertación al respecto).

   Una amiga del escritor, Susana Bombal (de la familia propietaria de la Finca Los Álamos, en San Rafael, Mendoza, Argentina), también era amiga del diseñador de laberintos Randall Coate. Cinco años antes de la que Borges muriera Coates tuvo un sueño: En ese sueño Susana Bombal le decía que Borges había muerto y le proponía diseñar un laberinto en recuerdo del escritor.

   El resultado de ese sueño fue el siguiente diseño, que se realizó en 1986 tras la muerte de Borges. El diseño, con forma de libro abierto, incluía representaciones de símbolos importantes en la obra de Borges como el reloj de arena, el bastón de un ciego y la cinta de Moebius.



   Sin embargo, habría que esperar hasta el 2003 para que se construyese el laberinto a impulso del nieto de Susana Bombal, Camilo. El laberinto ocupa más de una hectárea y se construyó con más de 8.000 arbustos de buxus.



Más tarde, se construyó una réplica del laberinto en Venecia, una de las ciudades favoritas del autor.



   Actualmente, en la versión final (reabierta en enero de 2016) del laberinto en San Rafael, se ha incluido un cañaveral para que los niños puedan jugar, una pulpería restaurada que data de 1880, una torre (de unos 18 metros de alto) desde la que se podrá observar el laberinto, un micro-cine y un museo.



   Ahora, en Junio de 2016 ha comenzado el rodaje de un documental sobre Borges, que incluye la historia de su relación con la familia Bombal, y que se está rondando (al menos en parte) en la finca con el laberinto.


 
Y, como siempre que me es posible, un vídeo para terminar. Había otros mejores (es obvio), pero en esos se veía el laberinto recién plantado, de modo que he preferido éste.







viernes, 20 de mayo de 2016

Té y laberintos nocturnos

The 100-foot diameter labyrinth at Innisfree Farm and Botanic Garden. - Supplied photo



   El laberinto que se puede ver en la foto mide 100 pies (unos 30,5 metros) de diámetro, y los caminos están delimitados por conchas blancas de ostra.

   Lo han construido en la Granja y Jardín Botánico de Innisfree (Courtenay, Vancouver), con diseño de Meg Hansen (miembro de The Labyrinth Society).

   Este diseño está hecho, aparte de para formar parte de las actividades diarias del jardín botánico, para realizar actividades (no sólo transitar el laberinto) las noches de luna llena de los meses de verano, en las cuales las conchas blancas de ostra brillan con la luz de la luna.




   Además, si vas a una de las caminatas nocturnas, antes de transitar el laberinto te invitan a un té.

   Una forma distinta de impulsar la vida comunitaria.


domingo, 24 de abril de 2016

Laberintos de película: Dioses de Egipto


    A veces uno se encuentra laberintos en los lugares más insospechados. Hoy estaba recordando la sorpresa cuando, mientras veía la película Dioses de Egipto, vi un laberinto. Uno coherente, además, no un pseudo-diseño realizado para que lo parezca.

   "Hombre, algo tenía que sacar de esta película aparte de ganas de salir del cine. Puedo hacer una entrada del blog y así el dinero gastado en verla no será una pérdida absoluta" recuerdo haber pensado.

   El laberinto en cuestión es un ¿mapa? con las puertas del inframundo. Como, obviamente, no iba a ponerme a hacerle una foto a la pantalla en el cine, he buscado una imagen de la escena en internet. Es ésta.




   El laberinto, unicursal, no tiene nada que ver en su diseño con los de la época. Obvio, tampoco se le pide. En realidad me conformó con que hayan hecho uno coherente. Sin embargo, es interesante porque mezcla (estoy seguro que lo han hecho sin querer) el modelo clásico con la espiral central del modelo báltico. O sea, que sería algo así.



   Ehhh, sí. Hay una marca de agua sobre el laberinto. Como hay gente que se dedica a publicar diseños que coge de internet como si fuese suyos, por lo menos que se den el trabajo de quitarle la marca de agua, que me tienen hartito.

   Esa distribución de pasillos, si la pusiésemos en un modelo clásico sería la siguiente.






Parafraseando a Forrest Gump: Y eso es todo lo que tengo que decir sobre Dioses de Egipto




miércoles, 30 de marzo de 2016

Reloj-laberinto de Hautlence

   Estoy cada vez más tentando de darle la razón a los que dicen que el ser humano no tiene límites. Al menos para algunas cosas. Que haya gente dispuesta a pagar 12.300 dólares por este ¿reloj?  lo demuestra.




   ¿Has visto la foto? La marca suiza Hautlence, fabricante de relojes de lujo, ha fabricado este reloj llamado “Playground Labyrinth” que no tiene conexión a internet, ni te toma el pulso, ni tiene calendario, ni nada de nada, por no hacer, ni siquiera da la hora. La compañía dice que aunque no de la hora “está plenamente inscrito en la búsqueda de la excelencia en materia de relojería que forma parte del ADN de Hautlence”.

   La correa es de piel de caimán de Louisiana satinada y el laberinto interior se puede escoger en oro de 18 quilates rosa o blanco. La caja es de titanio con un dispositivo para sacar la bolita (que  es de platino) al laberinto y volver a jugar.


   En el vídeo (por supuesto que pongo un vídeo), se puede ver como lo publicita Eric Cantona.



domingo, 13 de marzo de 2016

Laberinto de Corazón (Tonkawa, Oklahoma)

Después de una entrada reflexiva como la del otro día, hoy toca una descriptiva.

Los laberintos más conocidos son, generalmente, cuadrados o redondos. En mis presentaciones suelo poner ejemplos de laberintos (unicursales o no) con formas peculiares para que, ya desde el principio, la idea de la regularidad quede fuera de la mente de los asistentes.

Uno de los más suelo usar es el Heart Labyrinth, que como su propio nombre indica, tiene forma de corazón.




Este laberinto está situado en la ciudad de Tonkawa, Oklahoma (EEUU), y está basado en el diseño de Marty Kermeen y Jeff Saward.

Lo he traído al blog, no sólo porque sea un laberinto famoso, sino porque es un buen ejemplo de cómo se están construyendo la mayor parte de los laberintos actualmente (religiosos aparte); es decir, financiados por la comunidad y/o instituciones (en éste caso fue la cámara de comercio), y puestos a disposición de la gente para su uso y disfrute.

Ésta es la web del laberinto, donde podréis encontrar bastante más información sobre el mismo.

Y, como es habitual siempre que me es posible, aquí os dejo un vídeo.









martes, 23 de febrero de 2016

Laberintos de película: Kubrick y Del Toro

   Las diferencias generacionales también se reflejan en el distinto interés por los laberintos. Como muestra de ello, esta mañana tenía en el correo un mail de una lectora de mi blog soltándome una amistosa bronca por:

a) No publicar desde hace bastante.
b) Tratar varias veces sobre el laberinto de "El resplandor" y no tratar ninguna sobre el de "El laberinto del fauno".

   Respecto a no publicar, bueno, a veces surgen cosas que dejan a otras (como un blog) como algo que puede esperar, y con respecto a la discriminación de unos laberintos frente a otros, me temo que es cuestión de la edad, pero voy a ponerle solución hoy, y además voy a hacer una entrada un tanto atípica para lo que es éste blog.

¿Cuestión de la edad? Pues sí. 
   Cuando a alguien de mi quinta le preguntas por laberintos de películas te va a contestar que conoce el de "El Resplandor" y el de "Laberinto", o quizás, si tiene muy buena memoria y ya es un tanto viejun@, el de la serie "Dentro del laberinto" (¡Yo te niego el Nidus!, ésta serie se merece una entrada en el blog para ella sola). 
   Sin embargo, las nuevas generaciones tienen mucho más presente el laberinto de "El laberinto del Fauno" (aunque ahora la muerte de Bowie cambiará eso un poco).

   En esta entrada, aunque trataré el aspecto técnico-formal del laberinto de la película de Guillermo del Toro, me apetece tratar un poco los aspectos simbólicos de los laberintos en ambas películas (la de Kubrick y la de Del Toro) y compararlos un poco.

   El laberinto de "El resplandor" es un laberinto moderno: rectangular, de setos elevados, con una estructura muy formal y delimitada. 
   El laberinto, siempre hablando de la película, no del libro, es un elemento que refleja dos realidades distintas entre las que sirve de nexo: la realidad física, representada por el laberinto exterior, por el que circulan Wendy y Danny (la madre y el hijo); y la realidad mental del Jack Torrance (el padre), representada por la maqueta del laberinto. Kubrick lo muestra en la escena en la que el laberinto exterior se transforma en la maqueta mientras el padre observa. En el hotel Jack parece imparable, y ni puertas ni personas pueden  detenerle con su hacha, pero cuando sale del hotel, y entra en el laberinto exterior, es engañado y muere congelado en  un laberinto que, por otro lado, conoce de sobra.
   En esta película el laberinto es un personaje más, y es un lugar de muerte. El que muere es Jack, congelado, pero si hubiese atrapado a su mujer y a su hijo, hubiesen sido ellos los que hubiesen muerto allí. El laberinto es el lugar donde, como en el relato mítico, alguien tiene que morir, ya sea el minotauro malvado (Jack) o el héroe (Danny), quien es protegido por la treta de una mujer que lo quiere (Ariadna dándole el hilo para que conozca el camino en el mito, y la madre teniendo la idea de volver sobre sus pasos en la película).


   El laberinto de la película de Guillermo del Toro es la antítesis del de Kubrick.

   El de "El Laberinto del Fauno" es un laberinto de trazado muy clásico y de aspecto mucho más antiguo, tallado en el suelo, con una estructura monolítica en el centro.
   
   Aquí el laberinto es el símbolo del mundo interior del personaje que cumple el papel del arquitipo del héroe (heroína, en este caso). El laberinto es el lugar de refugio de la protagonista, pero no es un refugio a cielo abierto que nos lleva a la realidad exterior. No, aquí el laberinto forma parte de una estructura con un pozo a cuyo fondo accedemos por una escalinata de piedra, dejando claro que el laberinto forma parte de algo anterior, primordial y cuyo significado y utilidad han sido olvidados por la humanidad.

   También cambia el sentido del guía que tienen los protagonistas. Mientras en "El Resplandor", el don del protagonista no se pone en cuestión en ningún momento, y el guía asociado al laberinto es alguien que comparte los dones del protagonista, ofreciéndole su apoyo de forma indudable  (el cocinero que recibe el hachazo en el pecho), en "El Laberinto del fauno" siempre hay hueco para la duda, hasta el mismo final. También el fauno que guía a Ofelia es un personaje con un carácter más autoritario y dual sobre el que es posible recelar, al contrario de lo que ocurre con el cocinero.

   Incluso hasta la cuestión que, de un modo objetivo, sería igual en ambas películas, tiene una metáfora distinta. Me refiero a la muerte. 

   En el interior de ambos laberintos se produce una muerte, pero mientras en la película de Kubrick quien muere es el monstruo  (Jack), en la de Del Toro muere la heroína (Ofelia). Tras la muerte son transportados al  mundo interior que simboliza el laberinto para cada uno de ellos. El monstruo (en Kubrick) es transportado a mundo interior del hotel y Jack queda reflejado en las fotos, y Ofelia (en Del Toro) es transportada al reino maravilloso. En ambos casos, hecho voluntaria o involuntariamente, el laberinto se transforma en un portal que se activa con la muerte.

   Esto no es algo nuevo para Guillermo del Toro, y en "Hellboy" también encontramos la misma simbología laberinto-sangre-renacimiento que nos muestra en "El laberinto del fauno". 

   En "Hellboy" la sangre de un hombre sacrificado que circula por un laberinto tallado en el suelo (a su vez dentro de otra estructura semi-laberíntica) es la que permite la resurrección de Rasputín, y en "El laberinto del fauno" se nos muestra como circula la sangre de Ofelia por el laberinto antes de que ésta, tras su muerte física, cruce al reino de sus padres.
   El laberinto toma en éstas dos películas de Del Toro el rol de un portal, el cual se activa con la sangre proveniente del sacrificio de alguien (voluntario o no, recordemos que el fauno pide el sacrificio de la vida del bebé para activar el portal, aunque sólo fuese una prueba), para que se pueda cruzar la puerta de la muerte hacia la situación deseada. La muerte es el elemento necesario para activar el laberinto, pero el laberinto, en si mismo, no es un lugar de muerte, como sí ocurría en el resplandor.

   La diferencia entre Del Toro y Kubrick es que, mientras con Del Toro, la herramienta (el laberinto), es utilizada por los protagonistas, con Kubrick la herramienta es utilizada por un poder ajeno (el hotel).

   Y ahora paso a lo que me pedía la lectora en el mail, que es que pusiese un plano del laberinto de la película "El laberinto del fauno".

Puede parecer fácil, pero no lo és. Y además debo decir que, aunque parezca un laberinto, en realidad no lo és. Vamos por partes.

El cartél de la película no nos dice nada al respecto del laberinto.






La portada de la banda sonora sí que nos muestra un laberinto, muy de estilo chartres en el que se puede intuir, más que ver, que es de siete pasillos y centro, con barreras.




Para más lío, si vemos la portada del DVD encontramos otro laberinto distinto.




   De modo que opté por intentar localizar algún dibujo conceptual. Entrando a la página web www.taletwinsstudio.com, podremos ver el diseño de la estructura que alberga el laberinto, y el diseño previsto para el laberinto en sí mismo.En el plano del laberinto podemos ver una cosa curiosa: una sección de muro que es móvil.




   Pero, siempre hay un pero, si observamos este fotograma de la película vemos que Del Toro no ha usado ese diseño, como podemos ver en este fotograma.





   El resultado de plasmar en papel lo que se ve en ese fotograma es ésto. 




   Es bastante probable que en el lado derecho del diseño, que en el fotograma está tapado por el monolito central, haya alguna barrera que le de simetría al conjunto, pero que no se aprecie. 
   Independientemente de lo que pueda haber en el lado derecho, el diseño no es un laberinto 
unicursal, y dado que no se tiene acceso al centro (donde está el monolito) y no hay otro lugar que pueda considerarse centro del diseño, no cumple los requisitos básicos para ser un laberinto. Estaríamos, entonces, ante un pseudo-laberinto.Eso sí, muy aparente y que cumple perfectamente su función en la película.